Yo estoy de acuerdo con aquella frase que afirma que “nada ocurre en ninguna organización o empresa hasta que alguien vende algo.”
Es cierto.
La venta es el motor, la fuente de ingresos de cualquier negocio (grande, mediano o pequeño) y la finalidad de todo equipo comercial.
“Vender algo a alguien es ayudarlo a comprar”, reza otra frase. Y yo no creo que exista una definición mejor que esa para la noble labor de vender.
Cuando te digo que en nuestro negocio no se trata de vender, no lo hago con la finalidad de restar valor a la importante actividad que realiza un vendedor. De ninguna manera.
Lo que quiero decir es que el trabajo de vender no es lo esencial en nuestro modelo de negocio, porque más que de buscar clientes, en nuestra organización nos ocupamos de enseñar a otras personas a construir un estilo de vida equilibrado.
Lo hacemos a través de una serie de pasos que, desde la definición de los propósitos de cada uno de los miembros hasta la generación exitosa de un ingreso adicional creciente en forma de renta para todos, requiere un enfoque que se pierde si nos dedicamos a la digna y admirable (pero demandante) tarea de buscar clientes, atenderlos, inventariar productos, entregarlos y (muchas veces) hacer labor de cobranza por la entrega de esos productos o servicios.
Tómate el tiempo de ver este video en el que te comparto la segunda presentación servilleta del libro Sea dueño de su vida, de Don Failla.
En él verás que vender es una labor noble que la inmensa mayoría de las personas no sabe hacer y que intentar llevar a cabo en nuestro modelo de negocio puede conducir a experimentar lo que Failla llama “el síndrome del fracaso del vendedor”.
